martes, 31 de agosto de 2010

A Evita, este homenaje


El 31 de Agosto de 1951, es una fecha que deberíamos conservar en la memoria colectiva y popular.

Pero hubo un acontecimiento previo que amerita recordar, en especial para quienes no lo vivimos y para las nuevas generaciones, que necesitan impregnarse de esa fuerza interior que los máximos líderes del movimiento nos traen desde el ayer.

El 22 de agosto, se realiza un Cabildo Abierto y dos millones de personas, se dan cita frente a un palco levantado sobre la Avenida 9 de Julio, de espaldas al Ministerio de Obras Públicas, en la Capital Federal.

Banderas y carteles con imágenes de Evita y Perón, sintetizan la algarabía de la jornada: Ambos, ubicados en el palco, con algunos acompañantes son ovacionados por la multitud. José Espejo que representaba la CGT, les solicita a Perón y Evita, que acepten la candidatura para Presidente y Vicepresidente para las próximas elecciones.

Ella le pide a sus “muchachos” que le den un tiempo para anunciar su decisión y dice “haré lo que el pueblo diga”. Estas palabras, llevan a que tanto las autoridades de la CGT como las del Partido Peronista, proclamen la candidatura de Evita el 28 de agosto.

No obstante, el deterioro en la salud de la ‘abanderada de los humildes’ era real y visible. Sus períodos de reposo, cada vez eran más extensos. Por otro lado, las actividades sociales que desarrollaba y su influencia en diversos sectores del gobierno, eran irritantes para las fuerzas armadas y estas dos razones, eran muy fuertes a la hora de cumplirse lo deseado por los dirigentes de la CGT.


Más allá del tiempo, surge la pausada voz de Evita, el 31 de agosto de 1951, para comunicar una decisión, que forma parte de la historia del pueblo peronista. Recordamos el “El día del renunciamiento” y para muchos, fue el día del valor y del coraje.

Este emotivo discurso, se transmitió ese día a las 20.30, por la Cadena Nacional de Radiodifusión. Había sido grabado en la residencia presidencial al mediodía y llegó hasta el corazón de cada barrio, cada fábrica, cada hogar de la ciudad y el campo.

La transcripción de estas palabras de Evita, son el merecido homenaje a la mujer que dio su vida por los humildes y cristalizó como parte de su lucha entre tantos otros logros, el voto femenino.

Dijo Evita:

“Quiero comunicar al pueblo argentino mi decisión irrevocable y definitiva de renunciar al honor con que los trabajadores y el pueblo de mi patria quisieron honrarme en el histórico Cabildo Abierto del 22 de Agosto.

Ya en aquella misma tarde maravillosa que nunca olvidaran mis ojos y mi corazón, yo advertí que no debía cambiar mi puesto de lucha en el movimiento peronista por ningún otro puesto.

Desde aquel momento, después de aquel dialogo entre mi corazón y mi pueblo he meditado mucho en la soledad de mi conciencia he reflexionado fríamente. He tomado mi propia decisión en forma irrevocable y definitiva, presentada ante el Consejo del Partido Peronista y en presencia de nuestro jefe supremo, el Gral. Perón.

Ahora quiero que el pueblo argentino sepa por mi misma, las razones de mi renuncia indeclinable.

En primer lugar y poniendo estas palabras bajo la invocación de mi dignidad de mujer argentina y peronista y de mi amor por la causa de Perón, de mi Patria y mi pueblo, declaro que esta determinación surge de lo más intimo de mi conciencia y por eso es totalmente libre tiene toda la fuerza de mi voluntad definitiva. Porque el 17 de Octubre formulé mi voto permanente, ante mi conciencia: Ponerme integralmente al servicio de los descamisados, que son los humildes y los trabajadores de mi patria.

Tenía una deuda casi infinita que saldar con ellos. Yo creo haber hecho todo lo que estuvo en mis manos para cumplir con mi voto y con mi deuda.

No tenía entonces, ni tengo en estos momentos, más que una sola ambición: que de mi se diga, cuando se escriba el capitulo maravilloso que la historia dedicara seguramente a Perón, que hubo al lado de Perón una mujer que se dedico a llevar al presidente, las esperanzas del pueblo y que esa mujer, el pueblo la llamaba cariñosamente EVITA. eso es lo que yo quiero ser...”


Evita votó por primera y única vez, desde su lecho de enferma en el Policlínico de Lanús. Alcanzó a ver la alegría del pueblo, ante el triunfo abrumador del Peronismo en las elecciones del 11 de noviembre.

Pensó que sus palabras “Renuncio a los honores, no a la lucha. Mi puesto de batalla es el trabajo”, los podría cumplir.

La oposición advirtió que con o sin Evita en la fórmula, no podía lidiar contra Perón y avanzó la decisión de un golpe a la democracia.

A 59 años de su histórico renunciamiento, sus palabras reviven aquel último deseo y hoy, el pueblo la llama cariñosamente “Evita”.

Sus luchas y su tesón son motivadores en estos momentos de incertidumbre nacional. Deberíamos pensar que aún es posible con su ejemplo iniciar un nuevo camino, porque hay mucho para hacer, rectificar y cambiar en Argentina, para mejorar la calidad de vida de los habitantes y tener el país que soñamos y nos merecemos.


Texto: María Evelia Pérez Nicotra
Foto: Evita y Perón junto a dirigentes y el pueblo.