lunes, 5 de julio de 2010

Aplausos para la Selección Argentina


Análisis periodístico de una recepción inesperada a la Selección de Fútbol de Argentina.

Ya estoy más tranquila, en realidad emocionada y feliz. Unas 10.000 personas, (algo que nadie imaginó) recibieron hace un momento a los 23 jugadores y el cuerpo técnico de la Selección de Argentina, como se merecen. También flota el afecto incondicional a Diego en cada rostro, en cada declaración de los hinchas. ¡Qué hubiera sido si ganábamos...

Después de ver a algunos delirantes, desbordados en el Aeropuerto de Brasil (y días antes en Italia) insultando a los jugadores eliminados, como si fueran culpables de un crimen, me produce angustia. Al final, es un castigo ser de un plantel si no se puede ganar y un orgullo, solo si se trae una copa.

Es muy fácil jugar al fútbol desde una computadora o un metegol, pero totalmente distinto poner el cuerpo y correr kilómetros detrás de una pelota, con las vuvuzelas atrofiando los oídos, los marcadores del equipo contrario pateando a las piernas de Messi, olvidando que deben jugar con la pelota, haciendo la traba y empujando hasta que nuestros jugadores caen y aquellos siguen con total impunidad, los comentaristas que creen saberlas todas y suelen lastimar con lo que dicen, además de una presión increíble en cada encuentro. Y después, para completar, les exigen a nuestros muchachos, caras sonrientes como si hubieran salido de jugar en un cyber.

Acá a nadie le interesa si Messi entró al campo con fiebre, solo importa que no logró el maldito gol que todos esperaban, pero sigue jugando como los dioses y eso, se pasa a segundo plano. La crítica y el desmerecer a nuestros jugadores, prevalece de encima sus valores, su esfuerzo y la mística que pusieron en cada encuentro y eso duele mucho más que una cachetada en medio del rostro.

Tampoco importa si alguno siguió jugando con dolor después de alguna patada, en la que ni siquiera pudo ver la justicia de un árbitro levantando una amarilla. No alcanzan las “advertencias”. El jugador juega y el árbitro no debe salir a la cancha con los ojos tapados.

Excelente la cobertura de los medios televisivos abriéndose paso entre la multitud para lograr buenos ángulos y notas con la gente. En cambio horas atrás, otros colegas, de esos que no se levantan de sus sillas, cambiaron su discurso al final del último encuentro y empezaron a criticar a Diego y el plantel. Lamentable.

Considero que la vida de ninguna persona debería deteriorarse por la crítica social y Diego lo dio todo para que Argentina trajera la copa, al igual que ese maravilloso grupo de deportistas, que mostraron profesionalismo todo el tiempo.

Me parece que Maradona, no decidió sus próximos pasos en la Conferencia de Prensa, porque esperó ver la reacción de la gente al regreso. Tal vez, temía los abucheos y se encontró con pasión, banderas en alto y aplausos. No hay nada peor para una persona, que la burla sin razón, esa condena de la que nunca se puede levantar, sin el apoyo de los afectos.
Aunque se estile dar un paso al costado si se pierde, me parece una injusticia enorme. Es como que todo el peso de la mala suerte, porque eso fue, cayera encima de una persona que lo único que hizo y hace es dedicarse a su trabajo con pasión y a elogiar con orgullo a nuestro equipo.

Hoy, estuvieron los saludos desde un vecino de Diego, hasta cartas para los jugadores en mano de los periodistas, todo esto, a lo largo del trayecto del micro que traía al país, estos grandes que llegaron invictos al último partido.

Hubo gente por todas partes, caminando, en camiones, autos y hasta una familia que se vino desde Tucumán. También un niño, Santiago, llorando porque no quería que se fuera Maradona. Estas imágenes que darán la vuelta al mundo, están mostrando que cuando los argentinos queremos, estamos unidos por sobre todas las cosas.

Signorini, el preparador físico de la Selección, dijo a TN hace un instante, que Diego debe dejar correr las aguas y que más adelante elija la mejor opción, cuando la razón supere la pasión y que tenga esa paz “por la que yo rogué”. En los vestuarios, todos lloraron, confesó el preparador y aseguró que los jugadores le pidieron a Diego que se quedara. Además, consideró que “estos jugadores, son un ejemplo deportivo para la juventud, no solo en fútbol, porque dejaron todo en cada encuentro.”

El día triste que conocí a Diego Maradona en San Luis
Ahora, reitero un pedido anterior que ya está en sitios sociales: Ya que hay tantos sorteos de las cosas más insólitas, porque no sortean una cena a periodistas con Maradona y todo el plantel (con gastos pagos, obvio). Logré una exclusiva con él, cuando vino a San Luis, a despedir los restos del Búfalo Funes, su amigo. Lo esperé más de 4 horas dentro del hotel donde se hospedaban y anteriormente, dialogué con él hasta la madrugada, en el despacho donde trabajaba como periodista y donde estuvieron con su entonces esposa Claudia, Caniggia y una grupo de amigos. Esto fue a la par del Salón Blanco donde velaban al Búfalo.

Tuvimos un diálogo intenso, mirando hacia la plaza como rodaban los papelitos por la cantidad de gente que allí se había concentrado. Me habló de sus comienzos, de cómo su madre salía a hacer las compras y aparecían fotógrafos por todos lados, calificándose “un chico simple de barrio que jugaba a la pelota en un potrero” y muchas cosas de su vida...”sin grabador”, me pidió y yo lo respeté... hasta el día siguiente. De hecho, no aceptó ninguna foto, ni periodista en ese triste momento.

Después del sepelio y un almuerzo en el Hotel Potrero, lo esperé como decía anteriormente y ni bien entró, cerraron las puertas...pero yo, ya estaba adentro. “ahora si” me dijo, “vos me entendés, vine a otra cosa, no de vacaciones”. Se sentó en un sillón cerca de la recepción, Claudia en el apoyabrazos y yo enfrente. Fui breve y...me quedé con la nota que se publicó obviamente sin mi nombre, ya que salió en un suplemento deportivo y los colegas, no pudieron conseguir ni dos líneas...pero, sin la foto que no pude lograr, porque nadie entró después al hotel. Creo que en el Aeropuerto accedió a otra nota, pero no la leí ni escuché en ningún lado. Aún conservo la mía y tengo de Diego y Claudia, un grato recuerdo que nada ni nadie cambiará.

Cicatrizar heridas con el apoyo de la gente
Volviendo al día de hoy, parece que la mayoría se dio cuenta, que así es el fútbol y tenemos que entender que a veces se gana y otras se pierde. Que no todo pasa por un mundial, por más que obviamente deseábamos ganar. Y que deben cicatrizar estas heridas pronto, para continuar por el camino de los análisis, sin apasionamientos y los logros que les aguardan. Todo el equipo técnico fue excelente y este recibimiento se lo ganaron desde el primer partido.

Diego, supo levantarse de los peores momentos. La vida fue difícil para él, no se la hagamos peor, porque todo pasa y este cariño será lo que lleve para siempre. Este amor y los gritos de “ole, ole, ole, Diegoo, Diegoo” ó “No se va, Diego no se va”... tienen más peso que una copa, que es algo material y en esta instancia, nadie convocó ni pagó choripanes para juntar banderitas. Fueron, porque el corazón se los reclamó y eso, no tiene precio.

Un reconocimiento a esos hinchas, que desbordaron con su agradecimiento al plantel, en todo su recorrido hasta la AFA, para darles el aliento que necesitan en este momento y para continuar con su trabajo deportivo.

El Khun Agüero por Twitter, agradeció el recibimiento y pide perdón...¿perdón? Está todo bien, muchachos, la vida continúa. Reencuéntrense con la familia y los afectos, que quedaron en segundo plano y mañana, cuando salga nuevamente el sol, podrán dialogar, comentar y analizar, más tranquilos para ver que se puede cambiar, pero nada más.

Según en cantante uruguayo Jaime Ross, que pudo saludar a nuestro DT, “Maradona, es el mejor jugador de todos los tiempos”...algo que comparto totalmente. Y humildemente pido, que tanto dirigentes de la AFA, como comentaristas deportivos, charlatanes mediáticos que abundan, colegas de todos los medios y Bonadeo, uno de los mejores en este mundial, concreto mesurado y respetuoso, tengan en cuenta el clamor de la gente a la hora de expresarse, no sea que las diatribas les vuelvan después porque... todos somos libres de lo que callamos, pero esclavos de lo que decimos.

Y recuerden que: “la vida, no es medida por el número de respiraciones que tomamos, sino por los momentos que nos hacen contener la respiración”

María Evelia Pérez Nicotra
Periodista- San Luis

Foto: AP

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